viernes, 8 de agosto de 2008

gabriela

Gabriela siempre se preguntaba porque ese rincón de su cuarto, ese recoveco húmedo y frió oscuro y sin ningún sazón le atemorizaba tanto al punto de no poder si quiera tratar de cambiarlo trataba lo menos posible de mirarlo hasta incluso puso una cortina pero esto mas la aterraba, se lo comento varias veces a su madre pero ella no paresia prestarle mayor importancia ella estaba absorbida por su trabajo y el deseo de darle a su pequeña un buen futuro donde no le faltara nada, no obstante Gabriela creció con ese temor que hacía latir su corazón, que sus maños sudaran, se sentía avasallada por una fuerza mayor, una pena y un dolor comparados a la perdida de un ser querido, termino durmiendo con su madre cada ves que podía. Se mudo sola dejando a su madre atrás, creyendo así superar su temor, pero no fue así aun le temía en su casa le pidió a su novio que todos los rincones pusiera un cuadro un tapete y que la casa fuera completamente blanca, su casa era su refugio a su gran temor, la había modificado así nunca mas tendría miedo ni pena pero no fue así todavía sentía pena y dolor en su interior podía camuflarse por fuera pero por dentro seguiría igual. Pensó que seria mejor afrontar el problema, en ves de huir de este, decidió viajara ver a su madre, a su casa de la infancia a su hogar por así llamarlo, con gran sorpresa su madre la recibió estrechándola fuertemente y invitándola a pasar, Gabriela le contó otra ves a su madre de sus temores pero esta como tantas no le presto la mayor atención ahora no por que no tuviese tiempo, sino que era las evidencias de su enfermedad, la soledad y el stress de su vida le habían pasado la cuenta, dejándola en un estado deplorable mentalmente, ella solo la contemplaba pasmada y luego de eso le pregunto que quería para beber leche o jugo. Gabriela no respondió estaba desconcertada por la forma de actuar de su madre ella que siempre la vio como una mujer fuerte, convertida en esto fue un golpe muy duro. Gabriela hablo largo rato con su madre sobre cuando ella era niña, así comenzaron a ver fotos y a contarse historias interminables; creo que ese es un cuadro feliz que Gabriela nunca pudo olvidar; la charla con su madre le servio para aclarar ciertas cosas, pero aun no sabia que la atemorizaba. Esa noche se quedo con su madre, para hacerle compañía. Esa noche lo supo descubrió a que se debía su temor Gabriela lloro como nunca se cambio de pieza y a media noche camino a la cama de su madre acurrucándose junto a ella no pudo conciliar el sueño en toda la noche ella solo lloraba y así amaneció; su madre la vio y la beso luego se levanto para preparar algo de comida, Gabriela sintió el beso pero ni se inmuto siguió ahí tira como si nada cuando al fin reacciono su madre la llamaba para comer, fue una comida muy callada, Gabriela termino de comer se levanto ayudo a su madre a retirar las cosas se despidió y se fue. Su madre la despidió desde la ventana con lagrimas, Gabriela llego a su casa abraso a su novio, tomo una copa de vino y se encerró en el baño a llorar, saco del botiquín un frasco de pastillas para dormir lo tomo completo y tomo su copa de vino y bebió hasta el fondo, en ese instante entra su abuela quien la le extiende su mano y la sostiene tiernamente levantándola invitándola a caminar y así salen juntas hablando cosas del pasado y del presente; al fin su novio junto a un vecino logran abrir la puerta pera ya era demasiado tarde Gabriela se había ido a buscar a su madre junto con su abuela , el novio de Gabriela viaja a buscar a la madre de esta, toca y toca el timbre y nadie sale, el piensa que quizás la madre no quiera abrir o tal vez ya sabe, de pronto la puerta se abre, se siente un horrible olor, Ariel entra y se encuentra con la sorpresa de que la madre de Gabriela esta sentada en la mesa muerta, Gabriela y su abuela ya habían venido a buscarla yéndose a un lugar mejor las tres fuertes mujeres.